Visitas

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Visita al Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla

            El pasado jueves realizamos la visita al Fondo Histórico de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla programada para nuestra asignatura. Fue gratamente satisfactoria de inicio a fin a pesar de su brevedad, primeramente por la cálida acogida de Eduardo Peñalver, quien nos dirigió hacia el descubrimiento y explicación detallada de la historia de los fondos y su composición; además de la calidad y singularidad de los mismos. Entre ellos, varios incunables. En concreto, nos mostró una Biblia de la imprenta de Gutenberg que hizo nuestras delicias por la perfección del trazado, la calidad del papel y las imágenes…


            Pero previamente se nos mostró una serie de manuales de referencia (pertenecientes a la biblioteca del fondo), que me llamaron mucho la atención, y concretamente: el “Manual del librero hispano-americano: inventario bibliográfico de la producción científica y literaria de España y de la América Latina desde la invención de la imprenta hasta nuestros días”, realizado por un librero,  Antonio Palau y Dulcet, un profesional comprometido y apasionado por el mundo de libros, preocupado de mantener y organizar el compendio de saber manifestado en España durante los últimos cinco siglos; incunables incluidos: bibliografía impresa española e iberoamericana desde la invención de la imprenta hasta nuestros días. Y aunque primigeniamente no obtuviera demasiados apoyos, dado lo maratoniano y monumental de su actividad, consiguió valientemente en un primer intento reunir toda la información en siete volúmenes, que quince años después, tras modificaciones e incorporaciones, se convirtió en veintiocho. Hoy día contamos finalmente contamos finalmente con treinta y cinco. Hubiera sido un excelente bibliotecario, entre otras profesiones humanísticas.





      De esta manera, esta colección, ordenada por autores, o por títulos (escrito de igual manera que el original) en el caso de que fuere anónima, describía detalles concretos como el número de páginas, medidas o una breve descripción. Y en algunos, incluso a qué precio podría encontrarse en librerías concretas: una auténtica base de datos de referencia bibliográficas. (Más info)
           
              Me ha parecido interesantísimo leer una parte del prólogo en una página que hablaba de este librero.
  


            “Durante el siglo XVIII la profesión de librero exigía un aprendizaje de cuatro años, saber latín, leer griego, guardar buenas costumbres y tener una honradez acrisolada. Los estudios podían empezar a cualquier edad, pero hasta cumplir los veinte años no era posible examinarse. El examen tenía lugar en presencia de los síndicos y si se sacaban buenas notas se obtenía el carnet de aprendizaje. Luego seguían cuatro años más de ensayo, y después de estos ocho años prescritos por las leyes, se adquiría la patente de librero por cuatro mil reales.”

No hay duda de que hablamos de un personaje impar, adelantado a su tiempo, de una cultura trascendental, con una humanidad  e intelectualidad patentes, instado a actuar con la misma profesionalidad y pasión que sus antepasados; y como nos contaba Eduardo Peñalver, preocupado por paliar los posibles problemas que atacasen a sus compañeros de profesión, así como a anticuarios. Eliminar inconvenientes como el desconocimiento total de cualquier anónimo o pieza que no tuviera referencias concretas sobre su temática por estar, por ejemplo, escrito en latín. Ocupó así gran parte de su vida a realizar algo grande, participar en el saber compartido (algo así como la “inteligencia colectiva” de la que tanto hablamos), poner su granito de arena para impedir que el tiempo, inconvenientes o negligencias impidiese que cualquiera que tuviese ánimos de búsqueda del conocimiento, a través de los libros, obtuviera menos limitaciones.

Por otra parte, me llama la atención que, a pesar de ser un personaje contemporáneo (murió en 1954), no haya obtenido el reconocimiento que se merece. Ya me gustaría llegar a dedicarme en un futuro a lo que me gusta, y poder llevarlo a cabo con tanta pasión y trascendentalidad para el bien común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario